Se acerca otra edición de la Liga Mundial de voleibol, y una vez más Cuba la afronta con notables bajas, que de seguro incidirán en los resultados finales.
Figuras como los centrales Isbel Mesa y David Fiel, el pasador
Leandro Macías y el líbero Keibel Gutiérrez no aparecen en la nómina por
diferentes motivos, y habrá que volver a remar desde la orilla para
confeccionar la sexteta regular.
El técnico Rodolfo Sánchez tiene ante sí otra vez la tarea de encontrar las piezas para armar su rompecabezas, y sin fogueo en todo el año, parece aún más difícil llegar a puerto seguro.
La posición de central, una de las que más tarde en formarse, recae ahora en dos jóvenes que han tenido actividad, pero no con la frecuencia que se les avecina. No obstante, el haber jugado el año anterior tanto la Liga como el Mundial, les allana un poco el camino.
Mucho peor está la situación en cuanto al pasador y el líbero, otros puestos que demandan experiencia, pues ninguno de los nombres que se manejan tocaron cancha en el equipo de mayores. Tendrán todo el talento del mundo, pero chocarán cientos de veces antes de encontrar el camino, y eso se lo va a resentir seguramente el equipo.
Más todavía porque para este año la exigencia será mayor, porque estaremos en el segundo nivel de la Liga, y los rivales serán Argentina, Bulgaria y Canadá, muy superiores a los enfrentados el pasado año. Pese a todo, el colectivo técnico mantiene como meta llegar a la final de grupo, pero el empeño parece mayúsculo.
Tendrán que excederse Rolando Cepeda y Osmani Uriarte, porque Javier Jiménez llega de un gran esfuerzo tras conquistar con el PAOK de Grecia la Liga y la Copa de ese país, y necesita descanso, al menos en los primeros compases. Indudablemente, si no se encuentra agotado físicamente debe ser el puntal del conjunto, pero eso lo sabremos en unos días.
De cualquier manera, todo parece indicar que para los nuestros no es momento de hacerse ilusiones, porque aunque no me gusta ser pesimista, el escaso kilometraje de la mayoría de los integrantes saldrá a relucir tarde o temprano. Definitivamente para ellos será Otra Liga.
El técnico Rodolfo Sánchez tiene ante sí otra vez la tarea de encontrar las piezas para armar su rompecabezas, y sin fogueo en todo el año, parece aún más difícil llegar a puerto seguro.
La posición de central, una de las que más tarde en formarse, recae ahora en dos jóvenes que han tenido actividad, pero no con la frecuencia que se les avecina. No obstante, el haber jugado el año anterior tanto la Liga como el Mundial, les allana un poco el camino.
Mucho peor está la situación en cuanto al pasador y el líbero, otros puestos que demandan experiencia, pues ninguno de los nombres que se manejan tocaron cancha en el equipo de mayores. Tendrán todo el talento del mundo, pero chocarán cientos de veces antes de encontrar el camino, y eso se lo va a resentir seguramente el equipo.
Más todavía porque para este año la exigencia será mayor, porque estaremos en el segundo nivel de la Liga, y los rivales serán Argentina, Bulgaria y Canadá, muy superiores a los enfrentados el pasado año. Pese a todo, el colectivo técnico mantiene como meta llegar a la final de grupo, pero el empeño parece mayúsculo.
Tendrán que excederse Rolando Cepeda y Osmani Uriarte, porque Javier Jiménez llega de un gran esfuerzo tras conquistar con el PAOK de Grecia la Liga y la Copa de ese país, y necesita descanso, al menos en los primeros compases. Indudablemente, si no se encuentra agotado físicamente debe ser el puntal del conjunto, pero eso lo sabremos en unos días.
De cualquier manera, todo parece indicar que para los nuestros no es momento de hacerse ilusiones, porque aunque no me gusta ser pesimista, el escaso kilometraje de la mayoría de los integrantes saldrá a relucir tarde o temprano. Definitivamente para ellos será Otra Liga.
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