Se vendió como pan caliente. Era la Pelea del Siglo, pero terminó siendo una de las grandes decepciones del boxeo en las últimas décadas.
La
batalla celebrada el pasado sábado entre el estadounidense Floyd Mayweather y
el filipino Manny Pacquiao no dejó legado alguno al pugilismo rentado, ese que
se basa sobre todo en el espectáculo. Sobre el ring se vio lo que se preveía,
un Mayweather corriendo el ring para evitar los embates de Pacquiao y
contragolpeando como el maestro que es, siempre que tuvo oportunidad. Al final
“Money” terminó conectando muchos más golpes que “Pacman”, pero este último
anunció que boxeó con un hombro lesionado, y quiere revancha. Bueno, si me
fueran a dar 100 millones de dólares por perder yo también querría revancha.
Lo cierto
es que lo visto en el lujoso hotel MGM Grand de Las Vegas no valió la pena para
quienes llegaron a pagar hasta 60 mil dólares por asientos cercanos al ring. Se
dice que los asientos más baratos superaron los siete mil dólares, y eso no
cuadruia muy bien con el hecho de que el ganador haya sido abucheado al final,
y silbado durante toda la pelea. Los precios de las entradas superaron con
comodidad a los de otros eventos como el último Superbowl, el juego de las
estrellas de la NBA
o la final del Mundial de Brasil entre Argentina y Alemania.
Como se
esperaba, Mayweather sacó ventaja de su mayor estatura y alcance para hacer fallar
constantemente a Pacquiao, que se vio totalmente dominado por la rapidez e
inteligencia de su contrario. Eso también es boxeo, pero no es lo que la gente
quiere ver cuando se arma tanto revuelo, incrementado porque el combate se
retrasó por casi una hora y puso más nerviosos que de costumbre a los 16 mil
800 acomodados en las butacas del recinto, y los miles de millones de
televidentes aunados por las cadenas televisivas HBO y Showtime, usualmente
rivales.
Y es que
de eso se trata; no basta con armar el show para luego no colmar las
expectativas.
Mayweather
mantiene su invicto, pero difícilmente borrará la sombra de no haber concretado
este pleito mucho antes, antes de que Pacquiao fuera noqueado por el mexicano
Juan Manuel Márquez y perdiera encanto.
Si
dejamos el dinero aparte y nos concentramos en el boxeo: nada de Pelea del
Siglo, a lo mejor pudo serlo cinco años atrás.
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