Los socios del Real Madrid, los verdaderos dueños del club, fueron conmovidos hace unas horas cuando el presidente, Florentino Pérez, decidió sustituir al técnico italiano Carlo Ancelotti.
Todas las
encuestas previas, las declaraciones de los miembros del vestuario madridista,
y hasta del propio Ancelotti, hacían pensar en la continuidad del preparador,
pero el mandamás del equipo dijo que no, bajando el pulgar como un César
moderno.
De que lo
deportivo nunca ha sido prioritario para este presidente, hay ejemplos de
sobra, pero la conquista de la ansiada Décima, o el primer Mundial de clubes,
parecían méritos suficientes como para mantener al técnico.
Si esto
no fuera suficiente, estaba el hecho de haber podido reconstruir un vestuario
completamente destrozado por su antecesor, el portugués José Mourinho,
interesado antes de todo en que su voz se escuchara por encima de los demás.
Y es que
eso es aparentemente lo que le gusta al dictador, que haya palabras
altisonantes en el camerino, porque Mou consiguió mucho menos que Ancelotti en
más tiempo, y en vez de verse cuestionado, de un año a otro se le daba más
poder, al punto de que casi lo controló todo hasta su salida. También se
comenta que se le contactó para regresar, pero el luso se negó.
Al
italiano se le cuestiona ahora por una deficiente preparación física de sus
pupilos, pocas rotaciones y algunas decisiones técnicas, elementos que no son
suficientes como para echar por tierra sus incuestionables méritos. En
diciembre el Madrid lucía imparable, con récord de victorias sucesivas
incluidas, y se desinfló. A lo ojos de Pérez, la culpa es de Ancelotti, o de
sus asistentes, a los cuales el DT se niega a despedir.
En la
mayoría de los seguidores madridistas el sentimiento es de desencanto, de ver
cómo se destruye lo logrado con mucho esfuerzo. Tras conquistar la Décima, no hacían falta
grandes retoques, pero Floren tiró de la cartera, como siempre, como si
quisiera dejarle la papa caliente a Ancelotti; pero el adiestrador es tan
grande, que a pesar de las notables modificaciones en su plantilla logró
reacomodar al grupo y hacerlo una máquina de ganar. Al paso que va, Florentino
hará con el Madrid lo que ha hecho Berlusconi con el Milán, que ahora no
clasifica ni a competiciones europeas. No por gusto el ultracatalán Sport puso
en su portada: Florentino Pérez, el mejor presidente del Barça.
Si yo
fuera socio, por él no votaba más, aunque su capital lo avale por estatutos.
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