A sus 37 años,
probablemente el polivalente baloncestista argentino Emanuel Ginóbili acaba de
ponerle la guinda al pastel de su exitosa carrera en la Liga profesional
estadounidense (NBA) al obtener su cuarto anillo de campeón.
Antes de la llegada de Ginóbili a la NBA, el venezolano Carl
Herrera era el único jugador latinoamericano que había podido ganar títulos (dos
con los Houston Rockets en 1995 y 1996), pero Manu se fue por encima, además
porque fue mucho más protagonista en cada triunfo de San Antonio Spurs.
Considerado desde hace tiempo el mejor sexto
hombre de la Liga,
Gino fue siempre la alternativa perfecta para las Espuelas, actuando a veces
como organizador, otras como alero, haciendo daño con sus triples,
interceptando balones y hasta capturando rebotes.
El oriundo de Bahía Blanca se convirtió
también en el primer jugador en la historia de las finales de la NBA que logra 15 o más tantos
y 10 o más asistencias saliendo de la banca.
Elegido en 1999 en segunda ronda del draft
por los Spurs con el puesto 57, Ginóbili ganó su primer anillo en su temporada
de novato (2003), y repitió ya siendo figura estelar en 2005 y 2007.
Pero el principal legado de Manu ha sido la
puerta abierta a los jugadores latinoamericanos, pues hasta el año 2000 eran
contados los jugadores latinos en la
NBA, y muchos sólo estuvieron cortas temporadas.
De su prodigiosa mano zurda llegaron sus
compañeros en los equipos medallistas en Juegos Olímpicos y Campeonatos
Mundiales como Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Luis Scola, Carlos Delfino,
Walter Herrmann, Pablo Prigioni, José
Sánchez y Rubén Wolkowski.
La oleada siguió con los brasileños Leandro
Barbosa, Nené Hilario, Anderson Varejao y Tiago Splitter, los dominicanos Al
Horford, Charlie Villanueva y Francisco García, los puertorriqueños José Juan
Barea y Carlos Arroyo, los mexicanos Eduardo Nájera y Gustavo Ayón, y los
venezolanos Oscar Torres y Greivis Vázquez.
Fue tanto el empuje de ellos, junto con los
españoles encabezados por los hermanos Pau y Marc Gasol, que se hizo
imprescindible la página web en español
de la NBA, y la
celebración de las 'Noches Latinas' cada temporada, un día en que las camisetas
se transforman para decir Nueva York, El Heat o Los Lakers.
ESO
ES TENER ESPUELAS
La
amargura que embargó a los San Antonio Spurs en junio pasado fue una de las más
duraderas, casi todo un año preparando la venganza. ¡Y qué venganza!
La increíble derrota sufrida en el juego seis
de la final del pasado año ante Miami Heat, cuando ganaban por cinco puntos a
falta de 28 segundos les dejó muy tocados.
Aquel error garrafal cometido por el técnico
Gregg Popovich de dejar al equipo sin hombres altos para rebotear les costó
perder ese encuentro en el mismísimo AT&T Center tejano, y no pudieron
recuperarse para el séptimo juego, en el cual siempre fueron a remolque en
Miami.
Todo un año pasó, digiriendo la derrota y
preparando la riposta desde el mismo comienzo de la temporada, sin salir un
momento de las mentes de los jugadores, especialmente del trío estelar de Tim
Duncan, el francés Tony Parker y el argentino Ginóbili.
El imponente registro de 62 triunfos y 20
derrotas de la fase regular hacía presagiar lo que se venía, pero llegar al séptimo
partido contra Dallas Mavericks, último del Oeste, en el primer cruce de
postemporada, bajó un poco el favoritismo de las Espuelas.
Sin embargo, tras recuperarse de esa
inesperada resistencia, Popovich volvió a mostrarse como el mejor entrenador de
la NBA del
momento y ajustó todas sus piezas, que tradicionalmente funcionan como un reloj
y no por gusto son reconocidos como los dueños del mejor juego colectivo en la Liga.
Para muestra, un botón: será bien difícil
encontrar en toda la historia de las postemporadas que un plantel cuyo líder
finalice como quinto mejor anotador de un encuentro sea capaz de ganar ese
choque, y menos aún si ese es el choque final de la campaña.
Pocas nóminas en la historia de la NBA pueden blasonar de tener
diferentes líderes anotadores en cuatro juegos distintos de postemporada, uno
detrás de otro.
El año pasado encadenaron lideratos
ofensivos Duncan, Parker, Ginóbili y Danny Green, y esta vez fue el base Kawhi
Leonard quien se sumó al trío mágico de los Spurs, convertido también en el
máximo ganador histórico en el básquetbol estadounidense.
La endiablada efectividad de las Espuelas
(implantaron récord también en ese apartado en el juego tres) prácticamente no
falló a lo largo de la serie final y el Heat, con poco más que ofrecer además
del Rey LeBron James, no encontraron nunca la fórmula ganadora y apenas ganaron
un encuentro, por dos puntos.
En toda la serie, San Antonio, un quinteto
donde se habla inglés, francés, español y portugués, les sacó 69 puntos de
ventaja al Heat, y 214 sumando todos los rivales, otra marca para postemporada.
El trío mágico está llegando a su fin, pero
el título de Jugador Más Valioso de Leonard hace soñar a los seguidores del
conjunto tejano de que se puede extender la dinastía.
Con
apenas 22 años, segundo jugador más joven en conseguir el premio en finales
después que el mítico Magic Johnson lo logró con 20 años cuando jugaba con Los
Ángeles Lakers, en 1980, Leonard parece listo para recoger el testigo.
No obstante, los viejitos, como
cariñosamente se le llama al trío Parker-Duncan-Ginóbili, mostraron que todavía
tienen baloncesto para ofrecer y a lo mejor los dos últimos postergan sus
retiros, porque el galo tiene solamente 32 años.
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