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| Desde hace unos años no somos los mejores del béisbol internacional. |
Por Lemay Padrón Oliveros
Ahora que ya la pasión desbordante tras un equipo quedó detrás es tiempo de reflexionar sobre el destino de nuestro Campeonato cubano de béisbol, cuya estructura ha creado polémica en los últimos años, sobre todo por el desnivel que se aprecia entre planteles y el desbalance ofensiva-pitcheo, entre otras cosas.
Millones de caracteres se han vertido en el medio digital y en la prensa impresa sobre alternativas para elevar la calidad de nuestro torneo elite, desde variar la distribución de equipos y cantidad de juegos hasta realizar dos divisiones para concentrar el talento.
No obstante, la Federación cubana ha hecho oídos sordos, o al menos no se ha pronunciado públicamente al respecto.
Apenas unos días antes de iniciarse la postemporada se realizó un intercambio entre varios periodistas especializados y el Comisionado Nacional, Higinio Vélez, y cuando se tocó el tema este lo evitó rápidamente, aunque prometió analizarlo a profundidad más adelante.
Evidentemente con la división de La Habana se impone al menos un cambio, y se cae de la mata que desaparezca Metropolitanos, aun cuando muchos pensamos que haría un papel superior a Mayabeque, por ejemplo, pero ese no es el punto.
La estructura de nuestro campeonato ha variado disímiles de veces, casi siempre para mejorar, y eso ha traído enredos con las estadísticas, pero a la larga de manera general se han aceptado las nuevas propuestas. Por eso no creo que de cambiarse una vez más esto cree un trauma.
He leído algunas de las sugerencias de otros colegas y no son nada descabelladas, la mayoría de ellas optando por la creación de dos divisiones, con todos los pros y contras aparejados.
Apelando a la memoria, a principios de los años 80 también se jugó en dos divisiones y regresamos al “todo incluido”. Era un niño y por tanto no recuerdo por qué volvimos atrás, pero razones hubo para eso y durante más de 30 años no se habló más de dos categorías en nuestro certamen elite.
Por supuesto, los resultados internacionales nos avalaban y mientras se gana nadie piensa en modificaciones profundas. Desgraciadamente hoy no somos los mejores del mundo, y probablemente la raíz esté en la Serie Nacional.
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