De
la manera en que se está desarrollando el juicio en Pretoria, muy
difícilmente el multicampeón olímpico discapacitado Oscar
Pistorius salga indemne.
Ya
dos testigos han asegurado haber escuchado gritos y discusiones antes
y durante los disparos que hizo el corredor contra su enamorada, la
modelo Reeva Steenkamp, quien murió por los tiros recibidos, lo cual
hecha totalmente por tierra su alegación de que disparó a través
de la puerta del baño porque no sabía quien se encontraba detrás y
para él, era un ladrón.
Pero
como sucede en este tipo de procesos, más aún en este, llamado el
juicio del siglo (solamente comparable en el mundo del deporte con el
del jugador de fútbol americano O. J. Simpson en 1994), salen a la
luz muchas cosas que sucedieron antes del fatídico 14 de febrero de
2013.
La
última revelación apunta a una presunta relación sentimental del llamado
Blade Runner
con una estudiante de Enfermería de 19 años, a quien conoció en
diciembre de 2012, durante unas vacaciones, según una amiga de la
joven.
Otra
historia “antigua” indica que Pistorius
pidió a un amigo que se
atribuyera la responsabilidad en su lugar, por disparar
accidentalmente
un arma bajo la mesa de un caro restaurante de Johannesburgo en enero
de 2013, un mes antes de que muriera su novia, y en otra ocasión
atravesó el techo del coche de una exnovia en otro incidente.
El
corredor, convertido en los Juegos de Londres-2012 en el primer
atleta discapacitado que competía en una Olimpiada convencional,
está en riesgo de recibir cadena perpetua si es declarado culpable
por la jueza Thokozile Masipa, segunda mujer negra en ser nombrada
magistrada de un tribunal superior sudafricano.
Sobreviviré.
Yo siempre gano, dijo Pistorius la misma noche del incidente según
el detective que lo arrestó, Hilton Botha. Este policía ya había
arrestado a Pistorius en 2009 por otro incidente, pero el equipo de
defensa del corredor logró apartarlo del caso por un error de su
pasado.
Lo cierto
es que el deportista, quien encarnaba como nadie los valores de la
superación humana, tiene las cosas muy cuesta arriba, y será clave
su explicación de por qué no comprobó si Steenkamp estaba en la
cama antes de cargar su arma y abrir fuego. Peor aún, según el
informe de balística el primer proyectil impactó en el costado de
la víctima, el segundo erró, el tercero le dio en el hombro y el
cuarto en la cabeza; o sea, que tuvo suficiente tiempo como para
dejar de disparar ante los inevitables gritos de la chica.
Arduo
trabajo para Barry Roux, el abogado defensor, quien seguramente usará
como atenuantes
el alto índice de robos y asaltos en Sudáfrica y la obsesión por
la seguridad de Pistorius, quien siempre dormía con un arma en la
cama, pero eso no parece ser suficiente.
Este
juicio del siglo, convertido en espectáculo televisivo para ser fiel
a su momento histórico, está
previsto que se extienda hasta el 20 de marzo, luego de escucharse
los testimonios de 107 testigos. Quizás una argucia legal salve a
Pistorius, pero como sucedió con O. J. Simpson, probablemente la
opinión pública jamás lo perdone.
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