Dos medallas obtuvo el pasado fin de semana el binomio de Serguey Torres y Rolexis Báez en
Su plata
en el C-2 a
500 metros
y el bronce en el C-2 a
200, son señales claras de que estamos en presencia del bote líder del canotaje
cubano para el presente cuatrienio.
Herederos
de una tradición iniciada por Ibrahim Rojas y Leobaldo
Pereira a finales del siglo pasado, la nueva yunta promete un regreso a los
podios mundiales y olímpicos, aunque todavía es bien temprano para saberlo a
ciencia cierta.
Lo único
cierto es que para Torres esta pudiera ser su última oportunidad para
encaramarse en un estrado olímpico, pues con más de una década al máximo nivel
llegará a Río-2016 con 29 años, y quizás solamente un gran resultado le impulse
para mantenerse dando paletadas algún tiempo más.
Para el
espirituano se trata también de su tercera pareja en poco
menos de dos años,
pues el ciclo olímpico que tuvo como fin la cita de Londres-2012 lo concluyó
junto a José Carlos Bulnes, y apenas unos meses antes bogaba junto a Karel
Aguilar.
Los técnicos tomaron nota de sus últimos desempeños
y llegaron a la conclusión de que quien mejor encajaba en estos momentos para
completar el C-2 era Báez, de 22 años, y al parecer no se han equivocado,
porque el nuevo binomio ha quebrado los récords para la pista José Smith Comas
en las tres distancias oficiales: 200, 500 y mil metros.
Recuerden que conformar un equipo en esta
disciplina no es cosa de coser y cantar, pues a las condiciones físicas
(estatura, fuerza, etc.) hay que sumar la sincronización en el paleteo, algo
que no se logra de la noche a la mañana y demanda muchísimas horas de
entrenamientos para que todo fluya de memoria, casi automáticamente.
Repetimos, es bien temprano para decirlo, pero esta
clarinada pudiera ser el campanazo inicial para un ciclo luminoso en el
canotaje cubano, que añora regresar al medallero olímpico luego de dos
cuatrienios en blanco.
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