lunes, 13 de mayo de 2013

Mourinho o la plantilla, ¿quién sobra?

Por Lemay Padrón Oliveros 

Pocos técnicos en el mundo del fútbol están tan capacitados para dirigir como el portugués José Mourinho, pero también pocas personas están tan capacitadas como para generar tanto rechazo pese a sobresalir en la actividad tan noble que desempeña.
Estudioso hasta el detalle de los rivales, las tácticas y las estrategias a aplicar, al DT de Setúbal se le escapa el tiempo para cuidar sus expresiones, que suelta a diestra y siniestra sin reparar en el centro de sus críticas.
Cuando arribó al Real Madrid el objetivo era claro: recuperar la confianza de la institución, perdida por el avasallador paso del Barcelona de Pep Guardiola, y levantar la décima Liga de Campeones. Tanto lo primero como lo segundo lo cumplió a medias.
Ganar una Liga, una Supercopa y una Copa del Rey (con la de este año en la mira también) es un buen palmarés para cualquier club, pero no para el imperio merengue, donde son las Orejonas el trofeo más preciado.
Es cierto, llegó siempre a semifinales y eso no lo hacía el Madrid desde hacía bastante tiempo, pero a la postre no pudo siquiera acceder a una final, y para eso fue para lo que se le contrató, básicamente.
Ahora bien, si todo esto se hubiera logrado en un clima de comunión y buenas relaciones entre todas las instancias no habría duda para la continuidad, pero tras ganar la Liga el pasado año muchas han sido las diferencias entre Mourinho y varios de sus jugadores.
Y no se trata de cualquier jugador, porque por diferentes motivos y en diferentes momentos se peleó con tres de los capitanes (Iker Casillas, Sergio Ramos y Pepe), luego de ser el mandamás absoluto del conjunto blanco.
En lo que se ha dado en llamar “La maldición del brazalete”, los representantes de los futbolistas en el vestuario seguramente son eco de otros que no lo han expresado públicamente, pero no se sienten a gusto con Mou en el banquillo, y esta situación ya se torna insoportable.
Una institución como el Real Madrid no puede permitirse más a Mourinho en su nómina, porque va contra sus principios éticos más caros. Con el tiempo el DT luso fue sacando las garras, y ya ni siquiera sus títulos parecen aval suficiente como para seguir siendo el técnico de la primera plantilla, al menos no de esta. 
La cuestión está clara para la directiva merengue: o echan a Mou, con todo el costo económico que esto pueda significar, o refundan completamente al equipo y se desprenden de sus jugadores franquicia. Yo esto último lo veo bien difícil.

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