Felicidad por un lado, tristeza por otro. Ese es el balance luego de la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de avalar a la lucha y al béisbol/softbol junto al squash para seguir optando por un puesto en el calendario oficial de los Juegos de 2020.
La
afición cubana puede estar alegre porque tanto la lucha como el béisbol han
dado glorias a la mayor de las Antillas y se merecen un espacio en el contexto
estival, pero tristes porque habrá que decidir entre una de las dos.
Pues sí,
solamente un cupo hay para completar el programa, y en Buenos Aires en
septiembre se sabrá cuál de estas tres Federaciones se lleva el gato al agua.
La pelota
es la pasión nacional, eso nadie lo duda, pero en la esfera internacional tiene
demasiadas deudas como para poder convencer al COI de “montarla en su tren”.
La lucha,
por su parte, no tiene gran arraigo popular pese a ser la única disciplina
capaz de aportar oros a nuestras delegaciones olímpicas de manera
ininterrumpida desde Barcelona-1992, pero extrafronteras es uno de los pesos
pesados del Olimpismo, de las pocas disciplinas que se practicaron en los Juegos
Antiguos y siguen en los Modernos.
Su gran
talón de Aquiles es la complejidad de sus reglas, a veces demasiado enrevesadas
para el espectador común, ese mismo al que el COI quiere llegarle al corazón, y
de paso a los bolsillos.
A muchos
nos pareció que el aparente halón de orejas al deporte de los agarres era una
estratagema para no darle espacio a ninguna nueva disciplina, pero de eso
solamente tendremos constancia luego del Congreso 125 del COI.
El
béisbol ha mostrado ganas en serio de subir la parada, con esa asociación
emergente con el softbol y el III Clásico Mundial como botón de muestra, aunque
sigue siendo muy difícil su triunfo en las boletas, al igual que el squash,
mucho menos universal.
De todas maneras, nada se sabrá hasta septiembre, y en todos estos meses estarán en ascuas los directivos de estas modalidades, pero sobre todo de la lucha, que no se perdonaría abandonar el concierto estival.
De todas maneras, nada se sabrá hasta septiembre, y en todos estos meses estarán en ascuas los directivos de estas modalidades, pero sobre todo de la lucha, que no se perdonaría abandonar el concierto estival.
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