Villa Clara las tiene todas consigo. |
Carísimo
le puede salir a Industriales el no haber podido salir con un 2-2 del Sandino
de Santa Clara, cuando las tres derrotas fueron por una carrera, y dejando que
desear en más de una ocasión en el corrido de las bases.
A Ramón
Moré le salió de maravillas jugársela primero con Diosdany Castillo en el
primero del doble con un relevo más largo al acostumbrado, y luego con Jonder
Martínez, sus dos mejores relevistas. Se quedaba sin grandes nombres en el
montículo para el partido del cierre, pero no tuvo problemas.
A Lázaro
Vargas le sigue haciendo sufrir el pitcheo de segunda línea, y si para colmo
cuando alguien lo viene haciendo bien lo sustituye (como hizo con Pedro Durán
ante la Isla de la Juventud ), corre riesgos
innecesarios.
Estrategias
aparte, lo cierto es que ahora a las huestes azules les hacen falta dos
fracasos de los villaclareños, porque perdieron ante ellos la serie bilateral,
y ellos jugar de manera impecable.
Para
colmo, tras recibir a la Isla
viajarán a Ciego, el otro con chances de subirse al tren, y es muy poco
probable que logren una barrida ante un plantel que les tiene tomada la medida
desde el año pasado.
Son los
avileños los de menos oportunidades de avanzar, pero ya el pasado año lograron
una clasificación que parecía increíble, y al final terminaron levantando el
título, por eso no se les puede cerrar la puerta antes de tiempo.
Como
están las cosas, Villa Clara depende de sí mismo, y esto es una grandísima
ventaja, aunque tras chocar con
Matanzas cierra con un enfrentamiento directo con Ciego, el otro que tiene su futuro en sus manos, pero solamente ganándolo todo. Ahora bien, esos seis juegos son en su feudo, otra ventaja para los de la ciudad del Che.
Por su
parte, tras el cruento choque entre Tigres y Leones, Industriales cierra con
Sancti Spíritus y Ciego con los Naranjas, en los dos casos como visitantes.
Con solamente seis juegos por jugar, las emociones deben subir todavía más, y quien menos errores (reales y mentales) cometa, quedará entre los cuatro grandes.
Con solamente seis juegos por jugar, las emociones deben subir todavía más, y quien menos errores (reales y mentales) cometa, quedará entre los cuatro grandes.
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