jueves, 21 de marzo de 2013

Sonrisas de Clásico

Por  Lemay Padrón Oliveros



Salvo contadas excepciones, casi siempre asociadas a determinados momentos del partido, durante el III Clásico Mundial de béisbol la sonrisa primaba en los rostros de los peloteros , que mostraban su alegría por compartir camerino con sus compatriotas y defender los colores de su bandera.
 Pero qué difícil era ver la sonrisa en los rostros de los cubanos, sacando los momentos de dar un imparable, anotar una carrera o sacar un out importante. Vuelvo al tema porque no es lo mismo entregarse por la camiseta que disfrutar el juego, y pareciera que esto está reñido en las selecciones cubanas.
No les pido que se rían a carcajadas mientras les están dando nocaut, pero cuando los desafíos están cerrados, con chances para los dos equipos, es tensión lo que se ve en las caras de los nuestros, y relajamiento en las de los rivales.
 Dicen que los cubanos nos tomamos todo a la tremenda, pero reitero lo que escribí en un trabajo anterior: no nos va la vida en un torneo de béisbol, se trata de un juego, y como tal debe ser asumido, sin olvidar el compromiso de hacerlo lo mejor posible.
 Sé que la frase de “¡Salgan a disfrutar!” se dice en el banco, pero si luego cuando alguien se equivoca llueven los reproches, verbales o no, la exhortación inicial queda en palabra muerta.
 La exigencia tiene que existir, y en todas las edades, pero en su justa medida, porque el deporte de alto rendimiento exige sobre todo concentración, y esa no se puede alcanzar si en un segundo al atleta le pasan por la cabeza demasiadas preocupaciones. En vez de pensar “¿Y si lo hago mal?”, en su mente debe estar “¿Y ahora qué hago si pasa esto o aquello?”
 Entre las cosas que más me gustaron de la final caribeña fue que llegaron a la discusión del trono precisamente dos de los equipos más distendidos. Cometieron errores, como todo el mundo, pero nadie les robaba la alegría, e incluso derrochaban muestras de camaradería con algunos rivales, fueran o no conocidos de su trayectoria profesional.
 Eso de que en el terreno somos enemigos a veces se toma al pie de la letra, y los resultados casi nunca son buenos. Interioricemos de que se trata de un juego, y por favor, recuperemos la sonrisa.

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