¡Atención a los morbosos! Las siguientes líneas no van dirigidas a hacer polvo a Dayron Robles, aunque en Cuba por estos días escuchar “lesiones fantasmales” remite a muchos hacia el vallista guantanamero. Si esa era su idea puede abandonar inmediatamente la lectura y concentrarse en otra cosa.
La
molestia sufrida por Dayron es un motivo más para llevar a la web estas ideas,
pero no la única, y tampoco pretendo adivinar desde aquí si fue una farsa para
evitar el supuesto escarnio público de quedarse sin medallas, más bien diría
que eso es imposible en la mente de un campeón olímpico.
En
realidad mis ideas van hacia los otros protagonistas de esta historia: el
entrenador, el médico o el dirigente deportivo que, consciente o
inconscientemente según sea el caso, juró y perjuró antes del inicio de los
Juegos Olímpicos de Londres-2012 que la totalidad de la delegación cubana se
encontraba al ciento por ciento de sus capacidades y no había lesiones.
La
realidad demostró que eso era falso, pues si bien en cualquier competencia
puede surgir un imponderable, una caída, un golpe o hasta la ruptura de una
garrocha, no puede ser que tantos deportistas abandonen una misma competencia
por problemas físicos.
Muchos de
ellos mismos, en declaraciones posteriores, dijeron que arrastraban “molestias”
desde hace meses en tal o más cual parte de su cuerpo. Entonces alguien está
mintiendo, y eso es grave.
Como
parte de la prensa, en más de una ocasión nos han dicho que “no conviene” decir
que fulano o mengano está lesionado, y yo lo he entendido siempre en los
deportes de combate, donde un rival puede aprovecharse de un dato como ese y
dirigir a un punto determinado sus ataques, o cambiar la estrategia para
aprovechar la debilidad del nuestro.
Pero en
el resto de los deportes eso no sirve de nada, porque cada cual compite contra
sí mismo. ¿De qué te sirve saber si Usain Bolt está lesionado, si al final
sabes que con 10 flat no vas a ganar ni bronce?
Los
periodistas no somos médicos ni estamos la mayor parte del tiempo con los
deportistas, por eso debemos guiarnos por lo que nos digan las voces
autorizadas, pero si estas ocultan la verdad de ahí en adelante se generan
falsas expectativas y la decepción es mayúscula cuando los resultados no
llegan.
Entonces, por favor, vamos a ser todos más conscientes y responsables con lo que decimos antes de las competiciones, y así evitaremos lesiones fantasmales.
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