martes, 17 de julio de 2012

Yuliesky o Cepeda, ¿a quién prefiere como tercer bate?

Por Lemay Padrón Oliveros 

Las derrotas generalmente conllevan análisis, pero puedo asegurar que mi criterio viene desde antes y no obedece a lo sucedido ahora en Haarlem.
¿Se han puesto a analizar en cuántas ocasiones Yuliesky Gourriel ha llegado con la oportunidad de al menos empatar el juego en el último inning en diferentes torneos internacionales, y ha fallado?
No tengo a mano la estadística para divulgarla con todas las de la ley, pero son unas cuantas, y a memoria solamente lo recuerdo con efectividad en el encuentro contra Panamá en el Clásico Mundial de 2006, cuando disparó cuadrangular en el noveno para empatar el choque.
Desde entonces han sido varios los momentos en los cuales ha llegado y ha dejado en base o en sus muñecas las carreras para empatar o ganar partidos, como en los Juegos Olímpicos de Beijing-2008, o el partido de este domingo contra Estados Unidos en Haarlem.
Por eso insisto en que me gustaría más Frederich Cepeda en el tercer turno al bate y no en el cuarto, como lo ubican casi siempre.
Como tercero, además de responder más a su alcurnia como el mejor bateador de Cuba, tendría casi siempre un turno más al bate, y estaría en condiciones de conseguir las conexiones decisivas.
Muchas veces ha respondido, pero cuando más falta hace, casi nunca está el en el cajón de bateo.
Además, de esa manera se le quita presión a Yuliesky, a quien sigo viendo como uno de los mejores peloteros del país, pero no para decidir en momentos cruciales, como hacía su padre, Lourdes.
Cuando alguien ha fallado varias veces en momentos de tensión, lo más aconsejable es pasarlo a un turno de menor responsabilidad, como sería el sexto, después de Alfredo Despaigne y José Dariel Abreu, también mejor «perfilados» como cuarto y quinto de la tanda.
A lo mejor es apreciación mía, pero me parece que el Yuly siente esa presión y por eso lo vemos muchas veces tirarle al primer lanzamiento, como si estuviera apurado para salir de ese momento, o hasta ponerse feliz por ser transferido a primera base y dejar la responsabilidad en el siguiente bateador.
Yo apuesto por el cambio, ya. ¿Y usted?

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