Esta Alemania parece destinada la fracaso. |
Si la verdadera Generación Perdida, aquella de los escritores
bohemios del París de los años 1920 bajo el regazo de la matriarca
Gertrude Stein, no tenía nada que ver con el nombre, porque fue bien
prolífica cualitativa y cuantitativamente, en el deporte se acuñó el
estigma para un grupo de jugadores de elevada calidad, pero incapaces de
ganar un título importante.
Para esos jugadores, perder es una costumbre, y por lo general
encuentran excusas para justificar cada nuevo fracaso, en vez de
aprender de los errores y superarse.
La más reciente dueña de esa distinción fue la Portugal de los Figo,
Rui Costa, Nuno Gomes, Fernando Couto y Abel Xavier, entre otros, aunque
yo personalmente me resisto a llamarle así porque para un país con
escasa tradición ganadora, obtener un subtítulo y un tercer puesto en
Eurocopas es bastante.
Ahora, la lista de perdedores pudiera ser mucho más amplia, empezando
por el Brasil de 1950, siguiendo con la Holanda de los años 1970, la
España de los 1980 y 1990, y terminando ahora con esta Alemania de los
Philippe Lahm, Bastian Schweinsteiger, Lukas Podolski, Miroslav Klose y
Per Mertesacker, incapaces incluso de ganar un título importante a nivel
de clubes. Todo esto sin salir del fútbol.
Pero me atrevo a traer el debate al ámbito doméstico, porque desde
hace años no ganamos un torneo de prestigio en el béisbol, y puede
hablarse también de una generación perdedora.
Los Ariel Pestano, Yuliesky Gourriel y Frederich Cepeda no han sido
capaces de coronarse en su madurez deportiva en varios grandes eventos, y
su última celebración importante fue la de los Juegos Olímpicos de
Atenas-2004. A nivel doméstico, solamente Pestano ha podido festejar, y
eso fue en su año de novato, pero varias veces han quedado en el camino,
pese a partir como amplios favoritos.
Igual le ha sucedido al equipo Cuba, del cual ellos han constituido la columna vertebral en la última década.
Por supuesto, las derrotas no son atribuibles solamente a ellos en lo
personal, pero cuando en un colectivo se implanta la dinámica
perdedora, esa del «en otra ocasión será», o «los contrarios también se
preparan», entonces estamos más cerca de sucumbir.
Esto último es lo que es imprescindible desterrar de la mente de
nuestros jugadores, y afortunadamente en el actual colectivo técnico se
encuentra un Víctor Mesa que seguramente no dejará proliferar la
tendencia justificadora. A los mencionados todavía les queda carretera
para quitarse el San Benito, ¡ojalá lo logren!
No hay comentarios:
Publicar un comentario