Era un secreto a voces que en Pinar del Río las simpatías por el mentor Alfonso Urquiola habían mermado bastante en los últimos seis meses.
Tras conquistar para la más occidental de las provincias cubanas un título que les era esquivo durante alrededor de 15 años, la tortilla comenzó a virarse cuando se conformaron las distintas preselecciones, y dio un vuelco total cuando se dieron las nóminas definitivas de los equipos Cuba ala Copa del Mundo de Panamá y los Juegos Panamericanos de Guadalajara.
Inconcebiblemente, en esa relación no había ni un solo jugador de los que se coronaron en la pasada Serie Nacional, algo realmente inédito en nuestros Clásicos, aun cuando el director del equipo grande no fuera el mismo de los monarcas.
Hubo casos exagerados como los de Antonio Pacheco, quien prácticamente llenó de santiagueros el plantel, pero la norma es que siempre había algún campeón, al menos en la banca.
Muchos pensábamos que al menos el lanzador Yosvany Torres cumplía con las condiciones para aparecer en esa nómina, sobre todo tomando en cuenta sus resultados y su arsenal de lanzamientos, bien distintos a los predominantes en el resto del staff.
Por eso imagino que muchos pinareños le hayan virado los cañones al hombre que les devolvió la máxima alegría en mayo pasado, y cuando un equipo no quiere jugar para su técnico, no hay marcha atrás.
De debajo de la mangala Comisión Provincial rescató a Juan Castro, quien dirigió en pasadas Series a Sancti Spíritus y a nóminas vueltabajeras en Ligas de Desarrollo, y veremos cómo termina esta historia.
Por lo pronto, supongo que los habitantes de la tierra del mejor tabaco del mundo estén contentos, aunque el cambio implique deshacerse de un director con vasta experiencia y conocimientos del entorno local.
Nótese que no hago referencia a nada de lo sucedido con Urquiola en el puente de mando del Cuba, porque generalmente eso no influye para realizar cambios a nivel provincial y no debe ser el caso. Ah, se me olvidaba, la explicación OFICIAL es que pidió vacaciones.
Tras conquistar para la más occidental de las provincias cubanas un título que les era esquivo durante alrededor de 15 años, la tortilla comenzó a virarse cuando se conformaron las distintas preselecciones, y dio un vuelco total cuando se dieron las nóminas definitivas de los equipos Cuba a
Inconcebiblemente, en esa relación no había ni un solo jugador de los que se coronaron en la pasada Serie Nacional, algo realmente inédito en nuestros Clásicos, aun cuando el director del equipo grande no fuera el mismo de los monarcas.
Hubo casos exagerados como los de Antonio Pacheco, quien prácticamente llenó de santiagueros el plantel, pero la norma es que siempre había algún campeón, al menos en la banca.
Muchos pensábamos que al menos el lanzador Yosvany Torres cumplía con las condiciones para aparecer en esa nómina, sobre todo tomando en cuenta sus resultados y su arsenal de lanzamientos, bien distintos a los predominantes en el resto del staff.
Por eso imagino que muchos pinareños le hayan virado los cañones al hombre que les devolvió la máxima alegría en mayo pasado, y cuando un equipo no quiere jugar para su técnico, no hay marcha atrás.
De debajo de la manga
Por lo pronto, supongo que los habitantes de la tierra del mejor tabaco del mundo estén contentos, aunque el cambio implique deshacerse de un director con vasta experiencia y conocimientos del entorno local.
Nótese que no hago referencia a nada de lo sucedido con Urquiola en el puente de mando del Cuba, porque generalmente eso no influye para realizar cambios a nivel provincial y no debe ser el caso. Ah, se me olvidaba, la explicación OFICIAL es que pidió vacaciones.
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