Por Lemay Padrón Oliveros
Aunque
quiera creerle a Florentino Pérez que marcharse al Oporto fue
decisión del propio Iker Casillas (lo cual no ha sido desmentido por
el jugador), me parece bastante triste el final de esta vinculación
con el Real Madrid del mejor portero de su historia.
El
una vez considerado San Iker fue silbado por una parte de la grada en
la más reciente temporada, pero más que eso, parece haber sido la
falta de alegría lo que movió al arquero a dejar las filas del
plantel en el que se formó desde niño, y cuya escuela lleva tatuada
en su corazón.
Todo
iba sobre ruedas hasta el desembarco del técnico portugués José
Mourinho en Chamartín en 2011. Al luso no le convencían las
actuaciones sobre la cancha del Águila de Móstoles, y para rematar
lo tachó de topo del vestuario, porque supuestamente filtraba
informaciones a la prensa de lo que sucedía puertas adentro en la
institución merengue.
Ahí
era cuando Florentino Pérez debió hincar su rodilla en tierra en
defensa de su capitán y no lo hizo. Por el contrario, le dio el
poder casi absoluto a Mourinho, y este prácticamente desahució a
Casillas, convirtiéndolo en un guardameta inseguro, como si tuviera
mucho por demostrar.
A
la larga llegaron los errores y parte de los aficionados la
emprendieron con el futbolista, que aguantó los silbidos con la
mayor humildad.
Pero
poco a poco se llena una copa, y ya Casillas estaba harto de tanta
injusticia luego de haber aportado sangre, sudor y lágrimas a la
causa blanca. Quizás Florentino no le dijo que se fuera, pero
tampoco intentó convencerlo de que se quedara (como gestiona
vehementemente cada vez que hace uno de sus millonarios fichajes para
que aparezcan en la nómina titular), y eso estará marcado como otra
mancha en su gestión, una más.
Los
ídolos merecen respeto, y eso es lo que faltó en ambas gestiones
del empresario al frente del Madrid con Fernando Hierro, Luis Figo,
Vicente del Bosque y hasta Raúl, por no mencionar otros con menos
caché.
Por
eso en plena despedida de Casillas asociados del club pedían la
renuncia de Florentino, y yo me sumaría al reclamo.
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