Desde mediados de los años 1970 el dopaje había comenzado a mostrar su sombra en el deporte mundial, pero en Juegos Panamericanos no tuvieron un gran impacto sino hasta la justa de Caracas-1983.
El laboratorio habilitado en el estadio
Brígido Iriarte tuvo bastante trabajo durante la cita continental,
concebida para honrar el bicentenario del prócer de la independencia
latinoamericana y héroe nacional venezolano Simón Bolívar, El
Libertador.
La Organización Deportiva Panamericana (Odepa) debió retirar las medallas a una veintena de culpables de nueve países, y ante la amenaza de ser descubiertos, muchos deportistas comprometidos con esta ilegal práctica desertaron de la lid.
En total compitieron unos cinco mil deportistas en representación de 35 naciones (solo faltó Bolivia), en unos Juegos cuya realización se vio seriamente amenazada por las peleas fraticidas entre los organizadores del certamen y el Comité Olímpico Venezolano.
El expugilista Francisco "Morocho" Rodríguez fue el último relevo del fuego panamericano, que recorrió más de cinco mil kilómetros desde México hasta el pebetero en la capital venezolana, donde se repartieron casi 50 juegos de medallas más que en San Juan-1979.
Durante esta cita debutó el tenis de mesa, que reemplazó al patinaje sobre ruedas en el programa de competencias, al cual se incorporó también la lucha sambo, y además comenzaron a competir mujeres en tiro deportivo, judo y remo.
Individualmente el más destacado fue el gimnasta cubano Casimiro Suárez, quien ganó seis preseas doradas, en camino a convertirse en el máximo campeón histórico en este tipo de lides, privilegio que le arrebató su compatriota Erick López dos décadas más tarde.
En el atletismo sobresalieron los dobles triunfos del cubano Luis Mariano Delís (disco y bala) y del brasileño Agberto Guimaraes (800 y mil 500 metros).
En torno a Guimaraes surgió una polémica, pues el brasileño tumbó involuntariamente al local William Wuyke en la final de los 800, y tras varias protestas, apelaciones y cierto apasionamiento mediático, un tribunal imparcial ratificó el triunfo inicial.
También destacó el récord panamericano del cubano Leandro Peñalver en el hectómetro, el duelo Cuba-Estados Unidos en el relevo corto y el 1-2 de Puerto Rico en el maratón, por intermedio de Jorge González y César Mercado.
Asimismo, en el boxeo solamente el venezolano Manuel Vilches (54 kilogramos), el puertorriqueño Rafael Ramos (48) y los estadounidense Pernell Whitaker (60) y Louis Howard (67) lograron arrebatarle títulos a los pugilistas cubanos.
Entre los ocho monarcas cubanos sobresalió el pesado Pablo Romero, quien derrotó en la final al futuro campeón profesional Evander Holyfield, de brillante carrera en los pesos completos.
Estados Unidos ganó el ciclismo con seis de los ocho oros disputados y el judo femenino con triunfos en las seis divisiones, aunque en el masculino vencieron los cubanos con cuatro coronas.
En la lucha, la mayor de las Antillas mostró dominio: ganó cinco medallas de oro en el estilo libre, y cuatro títulos en el grecorromano, con Cándido Mesa coronándose en las divisiones máximas en las dos modalidades, porque Cuba no compitió en sambo.
También Cuba puso su sello en la halterofilia, conquistar siete de las 10 categorías, con 19 medallas de oro -15 más que los canadienses, sus escoltas- y 11 cotas panamericanos pese a la descalificación de dos de sus mejores hombres, y en la esgrima.
Como de costumbre, los nadadores estadounidenses reinaron en las albercas, con 25 cetros y tres récords mundiales, conseguidos por Steve Lundquist (100 metros pecho), Rick Carey (100 espalda) y el relevo combinado.
El brasileño Ricardo Prado salvó la honra latinoamericana con par de títulos, en 200 y 400 metros combinados, en tanto el clavadista Greg Louganis repitió sus títulos en trampolín y plataforma, como estandarte del predominio norteño en esta disciplina.
Los equipos estadounidenses brillaron en los deportes colectivos, con triunfos en el polo acuático masculino y el baloncesto en ambos sexos, con énfasis en el masculino y la presencia del mítico Michael Jordan, con apenas 20 años y antes de debutar con los Toros de Chicago.
Canadá firmó las dos competencias de softbol y hockey (por primera vez en detrimento de Argentina), Brasil destronó a Cuba en el voleibol masculino, pero se impuso en el femenino y en el béisbol, en ambas por cuarta vez consecutiva.
Por último, Uruguay fue el campeón en fútbol, Estados Unidos mayoreó en arquería, equitación, nado sincronizado, tenis y tenis de mesa, tiro deportivo y remo, y Brasil encabezó el medallero en velas.
La Organización Deportiva Panamericana (Odepa) debió retirar las medallas a una veintena de culpables de nueve países, y ante la amenaza de ser descubiertos, muchos deportistas comprometidos con esta ilegal práctica desertaron de la lid.
En total compitieron unos cinco mil deportistas en representación de 35 naciones (solo faltó Bolivia), en unos Juegos cuya realización se vio seriamente amenazada por las peleas fraticidas entre los organizadores del certamen y el Comité Olímpico Venezolano.
El expugilista Francisco "Morocho" Rodríguez fue el último relevo del fuego panamericano, que recorrió más de cinco mil kilómetros desde México hasta el pebetero en la capital venezolana, donde se repartieron casi 50 juegos de medallas más que en San Juan-1979.
Durante esta cita debutó el tenis de mesa, que reemplazó al patinaje sobre ruedas en el programa de competencias, al cual se incorporó también la lucha sambo, y además comenzaron a competir mujeres en tiro deportivo, judo y remo.
Individualmente el más destacado fue el gimnasta cubano Casimiro Suárez, quien ganó seis preseas doradas, en camino a convertirse en el máximo campeón histórico en este tipo de lides, privilegio que le arrebató su compatriota Erick López dos décadas más tarde.
En el atletismo sobresalieron los dobles triunfos del cubano Luis Mariano Delís (disco y bala) y del brasileño Agberto Guimaraes (800 y mil 500 metros).
En torno a Guimaraes surgió una polémica, pues el brasileño tumbó involuntariamente al local William Wuyke en la final de los 800, y tras varias protestas, apelaciones y cierto apasionamiento mediático, un tribunal imparcial ratificó el triunfo inicial.
También destacó el récord panamericano del cubano Leandro Peñalver en el hectómetro, el duelo Cuba-Estados Unidos en el relevo corto y el 1-2 de Puerto Rico en el maratón, por intermedio de Jorge González y César Mercado.
Asimismo, en el boxeo solamente el venezolano Manuel Vilches (54 kilogramos), el puertorriqueño Rafael Ramos (48) y los estadounidense Pernell Whitaker (60) y Louis Howard (67) lograron arrebatarle títulos a los pugilistas cubanos.
Entre los ocho monarcas cubanos sobresalió el pesado Pablo Romero, quien derrotó en la final al futuro campeón profesional Evander Holyfield, de brillante carrera en los pesos completos.
Estados Unidos ganó el ciclismo con seis de los ocho oros disputados y el judo femenino con triunfos en las seis divisiones, aunque en el masculino vencieron los cubanos con cuatro coronas.
En la lucha, la mayor de las Antillas mostró dominio: ganó cinco medallas de oro en el estilo libre, y cuatro títulos en el grecorromano, con Cándido Mesa coronándose en las divisiones máximas en las dos modalidades, porque Cuba no compitió en sambo.
También Cuba puso su sello en la halterofilia, conquistar siete de las 10 categorías, con 19 medallas de oro -15 más que los canadienses, sus escoltas- y 11 cotas panamericanos pese a la descalificación de dos de sus mejores hombres, y en la esgrima.
Como de costumbre, los nadadores estadounidenses reinaron en las albercas, con 25 cetros y tres récords mundiales, conseguidos por Steve Lundquist (100 metros pecho), Rick Carey (100 espalda) y el relevo combinado.
El brasileño Ricardo Prado salvó la honra latinoamericana con par de títulos, en 200 y 400 metros combinados, en tanto el clavadista Greg Louganis repitió sus títulos en trampolín y plataforma, como estandarte del predominio norteño en esta disciplina.
Los equipos estadounidenses brillaron en los deportes colectivos, con triunfos en el polo acuático masculino y el baloncesto en ambos sexos, con énfasis en el masculino y la presencia del mítico Michael Jordan, con apenas 20 años y antes de debutar con los Toros de Chicago.
Canadá firmó las dos competencias de softbol y hockey (por primera vez en detrimento de Argentina), Brasil destronó a Cuba en el voleibol masculino, pero se impuso en el femenino y en el béisbol, en ambas por cuarta vez consecutiva.
Por último, Uruguay fue el campeón en fútbol, Estados Unidos mayoreó en arquería, equitación, nado sincronizado, tenis y tenis de mesa, tiro deportivo y remo, y Brasil encabezó el medallero en velas.
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