Por tercer año consecutivo un debutante se lleva el trono en el memorial Capablanca de ajedrez, una especie de “maldición” dejada por el genial ucraniano Vassily Ivanchuk luego de no concursar más desde 2012, cuando cerró un ciclo de tres coronaciones sucesivas.
“Si no soy yo, será siempre una nueva cara”, dijo Chucky cuando
dejó de recibir la invitación al torneo. Claro, nada de esto es cierto,
pero tal parece una película del sábado, como aquella de terror donde el
personaje principal llevaba precisamente el mismo apodo que el
trebejista de Ucrania.
La edición 2015 siguió por los mismos caminos de las dos anteriores, cuando alzaron la corona el húngaro Zoltan Almasi y el filipino Wesly So, no más desembarcar en La Habana.
Ahora fue el turno del chino Yangyi Yu, quien no solamente ganó la justa, sino que se dio el lujo de empatar con Ivanchuck como el jugador capaz de vencer con el mayor acumulado (siete puntos).
Desde la instauración en 2009 del formato cerrado a dos vueltas con seis trebejistas, el único que había logrado siete unidades había sido Chucky, quien lo hizo en 2010, pero todo no termina ahí, pues el asiático estableció también marca de victorias para el grupo Elite al vencer en cinco cotejos, pues hasta ahora el mayor número de victorias para un ganador había sido de cuatro (dos veces lo hizo el ucraniano, y una Almasi).
Yu tuvo un performance de lujo, al sumar cinco victorias, una sola derrota y cuatro empates, aunque quizás las igualadas pudieron haber sido menos si hubiese estado más presionado en pos de la corona, algo que se extrañó bastante en esta edición, pues dos rondas antes del adiós ya era prácticamente imposible que cediera el trono.
Tres derrotas, dos victorias y cinco tablas hizo el llamado a encumbrarse, el cubano Leinier Domínguez, quien no logró estabilizar su juego en ningún momento, y hasta perdió par de veces con el de China. Dos de sus igualadas fueron en solamente 13 movidas, lo cual da la impresión de que quiso administrar demasiado sus energías, en el mejor de los casos.
Por el contrario, su compatriota Bruzón luchó más, aunque al ser el de menor Elo entre todos, sus chances eran más reducidas y terminó con un triunfo, cuatro reveses y cinco abrazos. Una muestra de sus ansias de éxito fue la partida contra el ruso Ian Nepomniachtchi, que llegó hasta los 109 movimientos, aunque solamente le reportó media unidad.
A pesar del esfuerzo, Bruzón perderá ocho unidades según el Elo en vivo, aunque menos que su coterráneo, quien dejó en el Habana Libre unas 10 unidades.
Un consejo para los organizadores, la próxima vez inviten a viejos conocidos, a ver si se acaba la “maldición”.
La edición 2015 siguió por los mismos caminos de las dos anteriores, cuando alzaron la corona el húngaro Zoltan Almasi y el filipino Wesly So, no más desembarcar en La Habana.
Ahora fue el turno del chino Yangyi Yu, quien no solamente ganó la justa, sino que se dio el lujo de empatar con Ivanchuck como el jugador capaz de vencer con el mayor acumulado (siete puntos).
Desde la instauración en 2009 del formato cerrado a dos vueltas con seis trebejistas, el único que había logrado siete unidades había sido Chucky, quien lo hizo en 2010, pero todo no termina ahí, pues el asiático estableció también marca de victorias para el grupo Elite al vencer en cinco cotejos, pues hasta ahora el mayor número de victorias para un ganador había sido de cuatro (dos veces lo hizo el ucraniano, y una Almasi).
Yu tuvo un performance de lujo, al sumar cinco victorias, una sola derrota y cuatro empates, aunque quizás las igualadas pudieron haber sido menos si hubiese estado más presionado en pos de la corona, algo que se extrañó bastante en esta edición, pues dos rondas antes del adiós ya era prácticamente imposible que cediera el trono.
Tres derrotas, dos victorias y cinco tablas hizo el llamado a encumbrarse, el cubano Leinier Domínguez, quien no logró estabilizar su juego en ningún momento, y hasta perdió par de veces con el de China. Dos de sus igualadas fueron en solamente 13 movidas, lo cual da la impresión de que quiso administrar demasiado sus energías, en el mejor de los casos.
Por el contrario, su compatriota Bruzón luchó más, aunque al ser el de menor Elo entre todos, sus chances eran más reducidas y terminó con un triunfo, cuatro reveses y cinco abrazos. Una muestra de sus ansias de éxito fue la partida contra el ruso Ian Nepomniachtchi, que llegó hasta los 109 movimientos, aunque solamente le reportó media unidad.
A pesar del esfuerzo, Bruzón perderá ocho unidades según el Elo en vivo, aunque menos que su coterráneo, quien dejó en el Habana Libre unas 10 unidades.
Un consejo para los organizadores, la próxima vez inviten a viejos conocidos, a ver si se acaba la “maldición”.
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