viernes, 5 de abril de 2013

Patadas voladoras en La Habana


Por Lemay Padrón Oliveros

Este jueves arranca en la capital cubana el I Open de La Habana de taekwondo, heredero de las Copas Cuba realizadas a inicios de siglo y desgraciadamente perdidas con la agudización de la crisis económica mundial.
Para quienes no lo recuerdan, en aquellos certámenes vimos por primera vez a futuros medallistas olímpicos y mundiales como los propios cubanos o el dominicano Gabriel Mercedes, un privilegio que podría repetirse con el rescate de este certamen.
Era un justo reclamo de los amantes del deporte de las patadas voladoras, uno de los que ha aportado medallas ininterrumpidamente para Cuba en todos los Juegos Olímpicos desde Sydney-2000, y con aportes significativos también en justas mundiales y continentales.
Ahora solamente tendremos competidores de cuatro países foráneos, pero entre estos se encuentran potencias de la región como México y República Dominicana, que seguramente aportarán calidad, independientemente de la edad de sus enviados, aunque la comitiva más nutrida ha sido la de Ecuador.
Para próximas versiones seguramente se incrementará el grupo visitante, porque se espera que a partir del próximo año otorgue puntos para el listado mundial, por donde se ofertan luego los cupos a Juegos multideportivos, y este aliciente elevará el nivel del certamen.
Como estamos a inicios del ciclo olímpico, hasta el sábado (se adelantó el cierre) podremos apreciar en el coliseo de la Ciudad Deportiva habanera la pugna en las ocho divisiones originales del taekwondo, que tradicionalmente se reducen a la mitad en los dos últimos años del cuatrienio para adaptarse a las exigencias estivales. 
Los estrategas tendrán entonces hasta 2015 para analizar bien cuáles son las divisiones donde encajan mejor sus pupilos pensando en el podio de Río de Janeiro-2016, y para eso este tipo de certámenes luce ideal. Cuba tendrá algunas novedades, como la subida de la olímpica Nidia Muñoz de 57 a 62 kilogramos, aunque quizás esto sea solamente temporal, porque el peso para Río es 67, y esto parece demasiado para la capitalina. Pero bueno, no nos adelantemos a los acontecimientos, el tiempo tendrá la última palabra.

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