Desde que la provincia de La Habana se dividió, se supo que la mayor parte de su poderoso cuerpo de pitcheo iría a parar a Artemisa, y por eso a este nuevo territorio se le concedían posibilidades de avanzar a la segunda fase en la Serie Nacional de Béisbol.
Sin embargo, las victorias no se obtienen solamente desde la lomita, y por eso los artemiseños fracasaron en su intento en sus primeras incursiones, de la mano del mentor Esteban Lombillo.
Este año llegó un debutante en sustitución del campeón de Cuba en 2009, y las cosas no le pudieron salir mucho mejor a Danny Valdespino.
De nuevo fue el cuerpo monticular quien cargó con el peso del equipo, pues la ofensiva sigue siendo anémica en las filas de los denominados Cazadores, algo que podrán mejorar para la segunda ronda cuando les toque pedir los refuerzos.
Durante los primeros 45 juegos, Artemisa toleró a sus rivales 132 carreras, para un promedio de 3.06 limpias por desafíos, cuarto y quinto general, respectivamente, en estos dos acápites. Destaque individual para el rey de los salvamentos en Cuba, José Ángel García, quien preservó 15 victorias de las 18 logradas por esta vía por los relevistas.
Además, a sus monticulistas fueron a los que menos jonrones les dieron y los que más ponches propinaron, otros dos índices importantes a la hora de buscar una explicación a su avance.
Eso le permitió obtener las victorias necesarias para colarse entre los ocho mejores del campeonato, pese a batear para un anémico .228, con sluggin de .314 y 157 carreras anotadas, el más bajo del torneo en ambos departamentos, con la única excepción de Sancti Spíritus, que promedió mejor, pero anotó cinco menos. Asismismo, sus toleteros se poncharon en 249 ocasiones, cifra superada únicamente por los tuneros, que lo hicieron en 252 turnos al bate. Eso sin hablar de la defensa, que promedió para .969, de lo peorcito del certamen, con apenas 56 doble plays, y sus receptores fueron los únicos incapaces de capturar robando a más hombres de los que lo intentaron.
Solamente con ese soberbio trabajo de los serpentineros se podía lograr la clasificación, que para los artemiseños es como un título, hasta tanto no logren sacar de su cantera a bateadores de respeto. Es tiempo de celebrar, pero sin dormirse en los laureles, y siempre aspirando a más.
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