Pocos
deportes han cambiado tanto sus reglas en las dos últimas décadas como la
lucha, que estrenó el 1 de enero de este año un nuevo grupo de modificaciones a
su reglamento.
Entre las fundamentales se encuentra la
relativa a la superioridad técnica, que en el estilo libre se lleva a 10 puntos
de diferencia, y en la greco a ocho, en gran medida porque se reestructuró
también el sistema de evaluación de las proyecciones.
Ahora en las dos modalidades todas valdrán
cuatro unidades, aunque en la greco se suma una más si se trata de un
movimiento de gran amplitud.
Igualmente, la Federación
Internacional de Luchas Asociadas (FILA) acordó que si un
luchador lleva a su oponente al suelo, aunque no logre pasarlo por posición de
peligro (de espaldas al colchón), se le atribuirán dos puntos.
MENOS
HOMBRES, MÁS MUJERES
El
éxito de la llegada de las mujeres a la lucha y los propósitos del Comité
Olímpico Internacional (COI) de que cada disciplina sea igualitaria
genéricamente lo más posible han traído un nuevo cambio de divisiones en esta
disciplina.
Desde finales del siglo pasado la lucha ha
experimentado diversas modificaciones en sus categorías, que se mantuvieron
inamovibles por décadas.
Con la llegada de las féminas, han quedado
reducidas casi a la mitad con esta última actualización, que dejó en seis los
juegos de preseas a disputarse en citas estivales en cada modalidad: libre
masculina, libre femenina y grecorromana.
De Río de Janeiro-2016 en adelante (si la
lucha mantiene su status olímpico) se competirá en 57,
65, 74, 86, 97 y 125
kilogramos para la primera, 48, 53, 58, 63, 69 y 75 la
segunda, y 59, 66, 75, 85, 98 y 130 la última.
En el resto de las
competiciones oficiales serán ocho los pesos en disputa, con la suma de los 61
y 70 kilos entre los hombres, y los 55 y los 60 entre las damas.
De entrada, es difícil
comprender por qué las categorías varoniles no son las mismas para los dos
estilos. Una de las cosas que se le señalaron a este deporte cuando se le puso
en rojo fue precisamente lo enrevesado de sus reglas, y ahora complica a
especialistas y aficionados por gusto.
Con excepción de la
máxima categoría, cuya diferencia es de cinco kilogramos entre uno y otro
estilo, el resto se diferencia apenas por uno o dos kilos; no parece que fuera
cuestión de vida o muerte dejarlos iguales.
Hasta el momento los
hombres siempre tuvieron las mismas categorías y solamente cambiaba el estilo,
al punto de que en la primera mitad del pasado siglo algunos competían en las
dos modalidades, incluso en Juegos Olímpicos.
Esto último, por
supuesto, ya es imposible debido al progreso técnico y metodológico y la
depurada especialización que exige esta disciplina, pero para los fanáticos era
más fácil de memorizar un solo grupo de categorías.
Las mujeres sí necesitan diferenciarse
lógicamente por su fisonomía, y llegar a seis pesos en Olimpiadas es un gran
logro, pues ahora solamente una división quedaría sin el sueño olímpico.
Esto es un notable progreso con respecto a
lo visto hasta Londres-2012, porque ya no serán tres las divisiones de diferencia
entre un Mundial y una Olimpiada, lo cual obligaba a muchas gladiadoras a subir
o bajar para buscar un puesto en el concierto estival.
POR LA
SENDA DEL OLIMPO
Todas estas
reformas responden al llamado de alerta del COI, y según los federativos,
asegurarán la permanencia de esta legendaria disciplina en el programa oficial
de las citas estivales.
Con estos cambios en el formato de
competición y en las categorías de peso pensamos asentar las bases para los
Juegos Olímpicos y los Campeonatos Mundiales de la FILA , dijo el presidente del
organismo, el serbio Nenad Lalovic.
Tras agradecer el esfuerzo y los aportes de
los miembros de la comisión técnica, Lalovic reconoció que esto ha representado
un importante esfuerzo en el orden organizativo.
El cambio no nos hace mal; nuestro objetivo
es alcanzar la excelencia en todos los sentidos, concluyó.
Aunque resulta polémica la modificación de
las divisiones, sobre todo por el hecho de no mantenerse iguales en los dos
estilos varoniles, no será por estatismo que el COI volverá a señalar a la
lucha en su lista negra.
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