lunes, 11 de noviembre de 2013

LSB: ayer maravilla fui…

Por  Lemay Padrón Oliveros 

¡Qué tiempos aquellos! Recuerdo la Sala Polivalente Ramón Fonst llena hasta en el pequeño graderío donde estaba originalmente la pizarra electrónica, pegadito al techo. Los rugidos de la afición con los clásicos Capitalinos-Centrales y Capitalinos-Orientales, y no solamente en la postemporada, en la fase regular también se llenaba la instalación, llamada cariñosamente La casa linda de Plaza.
El tiempo pasó y pasó, no un águila, sino un ciclón. Silvio pedía un barredor de tristeza, pero lo que pasó por allí fue todo lo contrario, un atentado a la alegría, y hoy por hoy, la Polivalente no brilla, y mucho menos lo hace la Liga Superior de Baloncesto (LSB).
Poco a poco se fue deteriorando el escenario, con su cuota de indisciplina también por parte de algunos aficionados que lanzaban las bases y respaldares de las sillas plásticas. Por cierto, esto no se podía hacer en la época de esplendor, porque todos los asientos estaban ocupados, pero en fin…
Quizás exista una “justificación” económica para no poner a la Fonst a la altura del Madison Square Garden, por exagerar al máximo, pero el espectáculo se ha resquebrajado enormemente, y no por falta de dinero.
Los seguidores de esta atractiva disciplina, periodistas incluidos, ya no saben cómo reclamar un trabajo estadístico de dignidad mínima, vital para poder realizar análisis cuando se desarrollan varios desafíos a la vez.
En cuanto a la cobertura de prensa, la radio es la que mejor y más completo trabajo realiza, pero todos sabemos que la reina de los medios es la televisión, y si el pasado año no se pudieron ver íntegramente ni siquiera los encuentros de postemporada, qué se pude esperar del resto del torneo.
Durante los años 90 había quizás mayor cantidad de jugadores de calidad, pero la rivalidad y entrega era similar a la actual, y eran los otros factores los que levantaban el espectáculo y lo hacían a uno desplazarse hasta la Polivalente, aun cuando el transporte público estaba más deprimido que ahora, y las ofertas gastronómicas brillaban por su ausencia.
La Federación de la disciplina hacía un espectáculo en cada desafío, y motivaba a los aficionados con votaciones para Juegos de las Estrellas y otras iniciativas, siempre modestas porque estábamos en pleno Período Especial, pero efectivas.
Por eso no puedo entender que ahora no se pueda hacer algo similar. Los fanáticos de este deporte merecen un mayor esfuerzo de todos los involucrados, para no seguir persiguiendo a una sombra llorona.

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