Por Lemay Padrón Oliveros
Desde inicios de este siglo una y otra vez las escuadras cubanas
se han codeado con la elite de este deporte, pero ha sido siempre con
nuevas caras, porque por una u otra razón los jugadores no permanecen en
la nómina más de un ciclo olímpico, y a veces menos.
Otra muestra la acabamos de tener con la participación de un
equipo muy joven en la Copa Panamericana celebrada en México, donde
alcanzaron el primer lugar de manera invicta.
Su desempeño fue de menos a más, pues pese a finalizar en el
primer puesto de su grupo B, tuvieron que ir a cuartos de final porque
sus coeficientes fueron inferiores a los de los punteros de las llaves A
y C, clasificados directamente a semifinales.
No obstante, vencieron en los cuartos ante Venezuela, y tras
pasar por encima de los morochos en cinco parciales, luego superaron a
Argentina por la misma vía en las semifinales, y vencieron a Estados
Unidos en la final, en solamente tres sets.
Los norteños no dependieron de sus principales figuras ni mucho
menos, pero así llegaron a la final, y los discípulos de Rodolfo Sánchez
mostraron madurez en el partido anterior para imponerse en el quinto
set a los argentinos luego de ver cómo los suramericanos, los otros
favoritos de la lid, les empataban un choque que parecía un paseo tras
ganar los dos parciales iniciales.
El zurdo Rolando Cepeda volvió a asumir el papel de líder que le
corresponde por su veteranía y terminó como el Jugador Más Valioso del
torneo, que ya va por su novena edición.
Otro destacado fue el novel Javier Jiménez, elegido mejor
rematador de la justa, y muy encomiables fueron también las
presentaciones de Osmany Uriarte y el central David Fiel, pilares del
plantel.
Este éxito se suma al obtenido a principios de este mes con el cetro en el torneo Norceca sub-21 celebrado en El Salvador.
Parece que podemos volver a soñar con buenos resultados de
nuestro voleibol masculino, ¿hasta cuándo? Bueno, ya esa pregunta que la
responda Mandrake el mago.
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