Por Lemay
Padrón Oliveros
Luego de
sostener una presencia casi continua de luchadoras en Campeonatos Mundiales
desde 2009, para este año ninguna chica asistirá a la justa del orbe prevista
para Tashkent, Uzbekistán, en los primeros días de septiembre.
Es verdad
que no acaba de llegar esa primera medalla en citas planetarias, pero todo no
se puede medir exclusivamente por una presencia en un podio.
La lucha
femenina cubana tiene potencialidades como para luchar por una presea en Río de
Janeiro-2016, pero hay que trabajar con seriedad dentro del país, y foguearse
fuera de él; ambas cosas son muy necesarias.
Otros
países latinoamericanos exhiben medallas a todos los niveles, y ninguno trabaja
mejor que Cuba, pero sí compiten en Europa al menos una vez al año, y no se
pierden los Campeonatos Mundiales en ninguna categoría. Así es como debe ser,
pero los problemas financieros golpean con fuerza en nuestro caso, y las
decisiones no siempre son las más acertadas desde el punto de vista deportivo.
Hace unos
meses, el jefe de entrenadores de la lucha femenina en Cuba, Elio Garraway, nos
decía que el futuro de la lucha cubana estaba en las mujeres. Lo afirmaba con
convicción, basado sobre todo en la calidad innata de sus pupilas y la
progresión observada en cada entrenamiento, pero eso no es todo en el deporte
de alto rendimiento.
En el más
alto nivel una carrera, un juego o un combate se pueden decidir en menos de un
segundo, ese que automáticamente responde cuando estás habituado a la máxima
exigencia y pocas cosas te sorprenden. En el caso de los cubanos, no pocas
veces esta situación ha ocurrido en los propios Juegos Olímpicos, cuando no hay
margen de error, y un contrario más habituado ha sacado la ventaja decisiva
como para imponerse. Entonces llegan las lamentaciones, que suenan como
justificaciones pero en el fondo no son más que la amargura por lo que se pudo
hacer y no se hizo en el momento indicado.
Estamos a
dos años de la venidera justa estival, y aunque para algunos parezca mucho
tiempo, no lo es tanto. Más aún si el calendario internacional cubano en un
deporte como la lucha tiene marcado casi exclusivamente el Mundial como evento
para topar con oponentes europeas y asiáticas. Ojalá dejar escapar este no lo
lamentemos luego en Río, o peor, antes si no se logra el boleto en un torneo
clasificatorio.
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