miércoles, 27 de agosto de 2014

Borges, ¿dónde estás?


Por Lemay Padrón Oliveros

Hace tres años en estas mismas páginas me ilusionaba con el enorme potencial del garrochista Lázaro Borges y exteriorizaba mi esperanza de tener por fin un pertiguista de altura en Cuba, luego que el muchacho consiguiera marcas de respeto al inicio de la temporada.
Los meses siguientes reforzaron mis deseos, con su medalla de plata en el Mundial de Daegú-2011 y de oro en los Panamericanos de Guadalajara-2011, pero al año siguiente todo cambió.
Un raro accidente en el que vio quebrada su garrocha en tres partes durante los Juegos Olímpicos de Londres-2012 parece haber sido el punto de giro. Indudablemente, para un pertiguista resulta esto un duro golpe desde el punto de vista sicológico, y Lazarito lo sufrió con creces, quizás todavía lo sufre.
Imagino que el tratamiento con especialistas no haya cesado en un talento como él, pero la mejor cura es obtener buenas marcas, y esas no acaban de llegar. Hace apenas unos días no pudo ganar ni siquiera el Festival Panamericano celebrado en México, con ningún rival de su alcurnia, al sobrepasar con limpieza solamente la barra situada a cinco metros y 15 centímetros, demasiado lejos de su cota personal de 5.90.
Seguramente no leerás estas líneas, pero no quiero dejar de intentar trasmitirte el apoyo en nombre de tus seguidores, que aunque no lo creas siguen siendo muchísimos, y no hablo de tu círculo cercano de familiares, entrenadores y amigos.
Los amantes del atletismo seguimos confiando en ti, sabemos que en el impulso de tus piernas, la habilidad de tus brazos y la ductilidad de tu tronco están las bases para mantenerte en la elite de tu especialidad.
Como se ha repetido cientos de veces, la grandeza de los hombres no se mide por las veces en que cae, sino por las que logra levantarse de nuevo.
No te dejes derrotar por los reveses de los últimos tiempos, mantén la fe en la victoria y sigue creyendo con ojos cerrados en los consejos de tu entrenador. Trata de dejar atrás de una vez la fatídica tarde londinense o mejor, piensa que si por un maléfico azar vuelve a suceder, miles de cubanos estaremos debajo para sostenerte y evitar que te lesiones. El cariño y la gratitud de tus seguidores serán tu mejor colchón.

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