Confieso que quedé bastante preocupado luego de una conversación informal con el presidente de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF), el italiano Ricardo Fraccari, en la cual se abordó el tema del regreso de esta disciplina a los Juegos Olímpicos.
No es por el hecho en sí, que aparentemente es posible, ni por lo que está realizando la IBAF para conseguirlo, también plausible, sino porque me da la impresión de que para llegar a la meta no se tienen bien claros los límites. Me explico.
A una pregunta sobre aquella idea de reducir los juegos de pelota a siete innings, con solamente dos strikes y tres bolas, con el objetivo de acortar el tiempo de juego, Fraccari me sorprendió al dejar entrever que no se ha desechado.
El béisbol es el más estático de los deportes, el más reacio a los cambios, debemos dejar de jugar para nosotros y modernizar el deporte, etc. Fueron esas más o menos las ideas expuestas por el titular del organismo, y yo me pregunto: ¿Acaso para volver a los Juegos Olímpicos hace falta jugar a otra cosa que no sea pelota?
Sí, porque estos no son cambios como los propuestos por el voleibol, que no traicionaban su esencia, sino todo lo contrario, lo volvían más dinámico y lograron que la bola estuviera en juego cada vez más tiempo.
Algo similar fue la regla Schiller, muy criticada, pero útil para poner fin a desafíos interminables, sin violentar demasiado los principios del béisbol; pero una cosa es poner en práctica algo que sirve para reducir el tiempo de juego sin perder el ABC, y otra muy distinta es transformar la naturaleza propia de la disciplina.
Creo que la IBAF va por el camino correcto en cuanto a su estrategia de unirse con el softbol para hacerse más diverso genéricamente, en llevar el deporte a todos los rincones del mundo, en sumar a todas las Ligas del planeta en este empeño, y en introducir algún que otro cambio en sus reglas, pero bueno es lo bueno, no lo demasiado.
Reitero, esto es solamente una preocupación personal, oficialmente Fraccari no dijo que se volvería a lanzar la idea, pero no necesité que me lo dijera explícitamente para saber que estaría dispuesto a todo para regresar al concierto olímpico. Miren, si es así, prefiero que sigamos teniendo como máximo espectáculo los Clásicos y nos olvidemos de las Olimpiadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario