No es la moneda de Brasil, sino el Real Madrid, el que se cotiza cada vez más a la baja en el mercado futbolístico mundial.
Acaban de
pasar por los pelos a los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa,
gracias al gran resultado conseguido en la ida ante el Schalke 04 alemán, que
le ganó con justeza en el mismísimo Santiago Bernabéu, donde le marcó cuatro
veces.
Si la
efectividad al ataque había sido bien baja en los últimos encuentros, ahora la
zaga merengue firmó su peor partido, con fallas infantiles, llegadas a
destiempo, descuidos en las marcas y lentitud en las coberturas, para no hacer
más extensa la lista.
De más
está decir que con el nivel mostrado en este encuentro, el Madrid no tiene nada
que hacer en cuartos, ni siquiera ante rivales más flojos como aparentemente
serían el Oporto portugués o el Mónaco francés. Sencillamente le pasan por
arriba.
Es cierto
que Sami Khedira y Fabio Coentrao no son hace rato titulares habituales, pero
en este equipo no se les pueden perdonar esos errores de marca. Pepe cada día
luce más lento y Benzema, a pesar de su gol, ha perdido la efectividad a la
hora de pasar y tiene que hacer la individual.
Pocas son
las buenas noticias para Carlo Ancelotti: la actitud y potencia de Cristiano
Ronaldo, y la aparente recuperación de Luka Modric, quien aportó equilibrio y
cabeza fría cuando más se necesitaba.
De todas
maneras, con esto no bastará para avanzar en la siguiente instancia, ni para
recuperar el primer puesto en la
Liga española. A pesar del campamento de lesionados, se trata
de una plantilla profunda, que debería ser capaz de solucionar todos estos
problemas ante equipos no tan exigentes como han sido sus tres últimos rivales.
Parece
como si hubieran quitado un equipo y puesto otro, de aquel recordista en
victorias consecutivas a este de paso renqueante en toda salida a la grama. No
sé si mano dura o mano floja, pero Ancelotti tiene que encontrar la manera de
volver a encarrilar y focalizar a sus jugadores en el triunfo.
Los
grandes equipos son los que se levantan de las derrotas, vamos a ver si este
Madrid tiene la madera necesaria.
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