viernes, 6 de febrero de 2015

Me sirve igual

Por Lemay Padrón Oliveros 

En un mundo ideal, cada cual debía llegar hasta donde solamente su actuación, y nada más, lo catapulte. Pero en un mundo ideal ningún equipo pierde dos peloteros en un mismo torneo sin que sea por lesión, ni juega con tanta presión como este Pinar de Cuba, fiel reflejo de todos los equipos cubanos de los últimos años, que van a cualquier torneo como si fueran a una guerra.
Todos ponen gran interés en la victoria, hacen su mayor esfuerzo y sufren las derrotas, pero en ningún lugar un juego de pelota toma visos de asunto de Estado y catástrofe nacional. Eso no debía ocurrir en un mundo ideal.
Tampoco se puede aspirar a mucho cuando todos los días la alineación es diferente, con la excepción de tercer y cuarto maderos, o cuando no hay suficientes lanzadores como para que nadie deba excederse sobre el box. Esto segundo ya no tiene remedio, pero con lo otro no sé si se trata de quedar bien con todo el mundo (menos con Yosvany Peraza), pero lo cierto es que con esa inestabilidad se hace difícil alcanzar las victorias.
De cualquier manera, la representación cubana merece el mérito de haber luchado hasta el final en todos los partidos, salvo el segundo, y de aguantar todas las presiones.
Ahora bien, para aspirar al triunfo las cosas deben hacerse bien. La defensa no puede fallar, especialmente cuando hay hombres en base, no importa si son errores mentales o no, y los lanzadores deben afinar la puntería, porque cada boleto es una potencial carrera ante estos conjuntos tan bien engrasados.
Otro aspecto a mejorar son las estrategias ofensivas. En primer lugar está el poner la velocidad en función de la ofensiva. Tal parece que después que Donal Duarte fue puesto out en un intento de robo tan peregrino como inusual, solamente un hombre puede hacerlo: Yuliesky Gourriel. Algún doble play se hubiera evitado de haber soltado a los corredores. Y si se habla de soltar, hay que referirse a los bateadores, porque más de una vez se han dejado cantar el primer strike por el centro de home, para luego tirarle a una bola mala. Es verdad que los cubanos prácticamente no han recibido boletos, pero no es porque los otros tengan demasiada puntería, sino porque no hay una buena selección de lanzamientos. ¿O acaso no son esos mismos los que embasan a los corredores de los otros elencos? ¿No tienen bases por bolas el resto de los bateadores? Igualmente hay que confiar en los grandes bateadores y no ponerlos a esperar cuando el pìtcher contrario está obligado a marcar. Ninguna de esas cosas debe ocurrir en un mundo ideal.
Por todo eso, me sirve igual si Pinar pasó por haberle ganado a Puerto Rico, o porque los boricuas han dejado mucho que desear, o porque Dominicana nos tiró un cabo. Lo cierto es que este sábado todo es borrón y cuenta nueva, y la esperanza resurge como el primer día.

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