martes, 18 de diciembre de 2012

Mijaín salvó a la lucha cubana en 2012

Por  Lemay Padrón Oliveros

De no ser por el título alcanzado por el superpesado Mijaín López en los Juegos Olímpicos de Londres-2012, la familia de la lucha cubana pudiera estar cabizbaja.
 Gracias al gigantón pinareño, este deporte se mantuvo como el único capaz de aportar al menos un título en todas las citas estivales celebradas desde Barcelona-1992 hasta ahora. Sin embargo, no todo es color de rosa.
 En primer lugar, una golondrina no hace verano, y aunque podemos felicitarnos por contar en nuestras filas con un gladiador extraclase, para los estrategas no debe perderse de vista que fue esa la única presea discutida en el estilo grecorromano, y apenas otra más se discutió en el libre: el bronce ganado por Liván López.
 Esto fue mucho menos de lo registrado en Beijing-2008, aunque en la capital china en definitiva fue al medallero solamente el título de Mijaín. Entonces me pregunto, ¿estuvieron mejor nuestros luchadores ahora?
 A la postre lo que valen son las medallas, pero si se va a hacer un balance del deporte, entonces debemos convenir en que estuvimos por debajo. Varios combates terminaron con desenlaces imprevistos ante rivales accesibles, y otros ante oponentes de relevancia finalizaron antes de lo previsto.
 Aquí vale hacer hincapié en los segundos finales de cada asalto; por ahí se fueron unos cuantos puntos, que vetaron éxitos o al menos la posibilidad de forzar un tercer tiempo y con eso más chances de avanzar.
 En esos casos estuvieron nuestras otras grandes esperanzas de llegar al podio: los grequistas Pedro Isaac y Pablo Shorey, y el librista Yowlis Bonne. Incluso Catherine Videaux, aun cuando su sola presencia ya era un éxito para la lucha femenina, reconoció que le faltó un poco de experiencia para seguir en liza.
 Eso fue en los Juegos como tal, pero antes no obtuvimos todos los boletos esperados, específicamente con los libristas Yunierky Blanco y Lisset Echevarría, por eso me queda el sinsabor en este año.
 Se impone entonces trabajar mucho más en el aspecto táctico, tan fundamental en una disciplina donde el tiempo tiene mucho que ver, mejorar el técnico y mantener el físico, casi siempre el punto fuerte de los deportistas cubanos.
 Igualmente, y pese a que esto no está del todo en manos de los federativos, es imperativa la participación de nuestras figuras jóvenes en los certámenes de categorías inferiores, una deuda que arrastra la lucha cubana desde hace ya unos años. La base de nuestros equipos pasó por este escalón, pero quienes han llegado hace poco no saben lo que es un Mundial juvenil; esto no puede seguir así, si queremos que la lucha cubana sea algo más que Mijaín López.

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